El luto se define como la forma de exteriorizar el dolor que sentimos por la muerte de un ser querido. En esta ocasión conoceremos su historia.
Su origen se remonta al siglo XVI, en la época de los Reyes Católicos.
Esta costumbre incluye reglas en torno a la vestimenta, su duración, etc… A continuación se tratará el origen y su historia en el ámbito Español.
El luto, su origen e historia
Las “reglas” por las que se rige el luto fueron creadas por los Reyes Católicos, y se originó a raíz de la muerte del príncipe Juan de Aragón en el año 1497, por la cual el Rey Fernando II y la Reina Isabel I (sus padres) iniciaron lo que se conoce como la Pragmática de Luto y Cera.
Antes de todo esto, el color “oficial” de las vestimentas durante el luto era blanco, y después de esta pragmática, se decidió que el color oficial para exteriorizar la pena y el dolor sería el color negro a partir de ese momento.
El luto impuesto por los Reyes Católicos era demasiado “severo”; incluía reglas como por ejemplo si el fallecido era un hombre casado, la mujer ya viuda debía pasar el primer año encerrada en una habitación totalmente negra y oscura donde no entraba el sol, después pasaba a una habitación con colores más claros pero sin ninguna decoración.
Por esto, el luto se modificó en el Concilio de Toledo por la mano del Rey Felipe V en el año 1729, siendo mucho más “suave”, y las reglas eran estas:
- Como máximo el luto tendrá una duración de 6 meses y únicamente podrán realizarlo los familiares del fallecido.
- En el caso de la nobleza, si fallece un vasallo (sirviente o persona que trabaja para ellos) los tejidos a utilizar (de color negro) son el paño, bayeta o la lanilla.
- La iglesia no podrá decorar nada de negro durante un funeral, en lo que se refiere a paredes, ataúd o los bancos.
- No se podrá decorar la casa de negro, únicamente las alfombras y las cortinas del salón principal.
- Se prohíbe el uso de los carruajes de luto de los señores.
- Los criados del fallecido deberán usar paños de color negro.
Más tarde, su sucesor Carlos III cambió de nuevo las reglas a mitad del siglo XVIII, en el que se decía incluso el número de velas a gastar en la cama del fallecido.
Algunas de estas reglas aún se conservan en la actualidad.